Por César Prados:
Que bueno es ver al Atlético ahí, donde siempre debía estar, entre los más grandes de Europa y coronando un trofeo europeo. No es la champions, pero tiene el mismo sabor. Ya eran muchos años sin levantar un título, desde 1996, y 48 para levantar un título europeo, y esa afición tan paciente, fiel y especial como la atlética se lo merecía. Pero no todo ha sido un camino de rosas.
El inicio del Atlético parecía espectacular, con Aguero y Forlan como exponentes del equipo, pero nada más lejos de la realidad. Empezó con una goleada contra el Málaga, y ya se pedía, como los años anteriores, la dimisión de Gil Marín y de Enrique Cerezo, por su pésima gestión del equipo este verano en cuanto al tema de fichajes. Se habían perdido jugadores y casi ningún fichaje. Y la cosa empeoraba, ya que se llegaron a situar en puestos de descenso, y además, perdieron contra el Oporto, el Chelsea y empataron contra el Appoel de Nicosia, un equipo similar al Valladolid en cuanto a fútbol y dinero. Así se vendió a César Ferrando, y se cogió a Quique Sanchez Flores, de sangre gitana y familia de artistas, el único capáz de entrenar a este equipo, por la seriedad y moral que se necesitaba transmitir.
El equipo estaba hundido, jugadores como Forlán tenían la moral por los suelos, Reyes había sido apartado, por el equipo y por la afición por su pasado madrilista. Y el pobre Sergio Asenjo no era el revulsivo que se esperaba en la portería. La defensa era un caos, Perea se liaba tanto que era capáz de lo bueno y de lo malo en un segundo de diferencia. Y la delantera no era tal y como parecía, porque no marcaban, y los centrocampistas no sabían mover el balón. Y por si fuera poco, la afición les daba la espalda drásticamente, y seguía metiéndose con la directiva. Pero Quique lo ha solucionado todo. Ha arreglado el problema de moral del equipo, devolviendo la confianza a los jugadores más emblemáticos y queridos (en teoría); dejando en el mercado de fichajes a los que sabían que no estaban jugando como debían y que estaban llevando al fin al equipo; dándole la titularidad en la portería a un chaval llamado De Gea, que ha respondido como debe, siendo el nuevo Casillas, un nuevo crack y futuro en la portería de la selección española, encontrando jugadores buenos en la cantera, como Dominguez, Camacho, Jurado y Valera, y sobre todo, devolviendo la confianza a la afición, herida por esos jugadores tan vagos en un principio, pero que responden cuando deben y tienen que hacerlo, porque son profesionales.
Y así, paso a paso, pero firmes, fueron saliendo del descenso, asegurando su pase a la UEFA, remontando un 3-1 contra el Recreativo e intentando salvar la temporada. Lograron meterse en la final de la Copa del rey, donde se enfrentarán al temible Sevilla, crecido tras eliminar al Barça, y sobre todo, llegaron a la final de Hamburgo de la Europa League, que como ya sabemos, ganaron. Pero pra llegar allí, sufrieron mucho. Empataron contra el Galatasaray, en su estadio, con un milagroso gol de Forlan, y les permitió pasar a cuartos, donde jugaron contra el Valencia. Ahí se demostró la suerte del campeón, ya que el árbitro no pitó un penalti clarísimo a Zigic, aunque de nuevo el urugayo marcó. Y la cosa pintaba imposible: se enfrentarían al Liverpool en semifinales, el equipo que los echó de la Champions, junto con el Oporto, el año pasado, el equipo de su Fernando Torres, y que se jugaba además su prestigio a nivel nacional e internacional.
Pero los milagros existen. El primero llegó con la lesión de Torres, que aún no ha jugado contra su ex-equipo. El segundo con la nuve de ceniza volcánica, que hizo más largo el viaje a los ingleses y se fué a tiempo para el suyo a Anfield. El tercero, con el único gol de Diego Forlán en el Calderón, nada más empezar el partido, que daba alas al equipo colchonero de meterse por fin en la final. Y el último milagro, el que llegó en la prórroga, tras recibir 2 goles, uno en los primeros 90 minutos y el segundo en la prórroga, por parte de los ingleses, y que les metía en la final, pero ahí estaba el siempre comprometido Forlán, para llevar el milagro a Anfield, y catapultar al equipo rojiblanco a Hamburgo, ara evitar el mal trago del lanzamiento de penaltis.
Y por fin llegó el gran día: el 12 de Mayo, el que todos los rojiblancos rodearon con rojo en su calendario, el día en el que este equipo iba a hacer historia. Quería devolverle la ilusión a la afición, aunque lo había hecho Quique al llevarlos tan lejos. Pero sobre todo, querían volver a sentirse grandes, como siempre lo han sido en este país. Y así empezó el partido, con nervios para los 2 equipos, pero con más serenidad para el Atlético, que desde el principio creó ocasiones, hasta llegar al minuto 32, con un gol en "dudoso" fuera de juego de Forlan, que haría el primero, a pase de Aguero, si es que se le puede llamar pase, porque parecía un tiro en semifallo. No obstante, este equipo no es tal sin un error defensivo por partido, y lo hizo, cómo no, en el minuto 37, marcando el Fulham inglés, que había hecho que esta final fuera más equilibrada, al eliminar al Hamburgo. Y así fueron pasando los minutos, hasta la segunda parte, donde el Fulham estuvo a punto de ganar, por los errores del equipo español, pero un salvador De Gea estuvo allí, como en cda partido, para evitar la derrota. Se volcó el Atlético al final de los 90 minutos en no llegar a la prórroga, sustituyendo a Simao por Jurado y a Reyes por Salvio. Eso solucionó algo el problema del ataque, pero no del todo, porque los dos delanteros estaban agotados, y no eran capaces de seguir. Así se llegó a la prórroga, donde fueron pasando las oportunidades rojublancas, algunas clarísims como una del Kun, tras un lio en el área inglesa. Pero él iba a ser el que levantara a la afición, con una jugada soberbia en el área, en el costado izquierdo, dándo ese pase impecable al URUGUAYO que remató perfectamente, a 3 minutos del final de la prórroga, y que emocionó hasta al mismísimo príncipe. Por fin ganaba un título el Atlético. Lejos quedan esos canticos de "Enrique Cerezo, queremos tu pesquezo", o "Gil, cabrón, fuera del Calderón", o "Esta camiseta no os la mereceis", partidos tan horribles atrás, en defensa; tensiones en el vestuario entre jugadores y entrenador y cosas así.
Sobre todo, aparte de por la afición, que se lo merece por todo lo que ha sufrido, me alegro por el entrenador, por Quique Sanchez Flores. Es un entrenador del estilo que marcan Guardiola o Michel en el Getafe, de entrenador comprometido con el club, que mima mucho a los jugadores, y les corrige siempre que se equivocan. Que dá la cara por ellos. Un entrenador con un sistema metido en la cabeza, que ha sabido darle la oportunidad a jugadores que se la merecían, como los citados arriba. Que ha dicho a la afición que son un jugaor más, que no se metan con ellos porque si no es cuando los jugadores no harán nada. Y sobre todo, un entrenador serio, que se rie sólo cuando hay que hacerlo, pero que no atiende a provocaciones y además respeta a cada uno de sus rivales. Un entrenador tan bueno como lo es su persona.
Asi que acabaré ya. No quiero aburrir más por unos hechos que sabemos de sobra. Pero queda aún un mundo por hacer. Queda seguir mejorando esa defensa, ganar la Copa del Rey, que se juega el miércoles que viene, y sobre todo reformar este equipo, añadiendo más piezas, sobre todo arriba, para dar descanso a Forlán y Agüero, que se lo merecen. No sé si esto ha sido porque ha llegado el entrenador adecuado, con el equipo adecuado, y en el momento adecuado, pero sí se una cosa, que esto es histórico, único, y por ello, hay que celebrarlo. AUPA ATLÉTI!!!!!
jueves, 13 de mayo de 2010
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