viernes, 12 de marzo de 2010

11-M

Este es un poema que hice el año pasado para honrar la memoria de todos los fallecidos y para acordarnos tambien de los heridos:

Logro abrir los ojos
por fin me despierto
no sé dónde estoy,
no sé donde me encuentro.
Mi familia llorando,
me echaba de menos
me abraza en silencio.

Estamos fundidos,
todos muy unidos
como dos metales
unidos por magnetismo.
Sin palabras de por medio,
un largo momento
que parece eterno.

De pronto recuerdo
lo que había pasado,
el humo cubría
una escena de espanto;
una pesadilla, tan
real como la vida
que pude tocar.

Me siento impotente,
no me lo merezco
¿por qué no he de estar
entre aquellos que han muerto?
Y no puedo aguantar.
Mi corazón va a estallar
de la pena que tengo.

Tumbada en el suelo
veo a gente corriendo
en sus caras hay
mezcla de dolor y miedo.
No puedo moverme
creo que aquí me quedo, y
que este es el fin.

Cuerpos en el suelo,
gente sollozando,
pidiendo a Dios
salir de este escenario.
Aquí no hay actores,
no es un teatro, no
se cierra el telón.

Noto que me levantan
dos hombres extraños,
me dicen "Tranquila,
saldrás de este sueño amargo".
No sé quienes eran,
me había desmayado,
no les pude ver.

No puedo creer que
haya terminado.
No lo olvidaré;
no puedo olvidarlo.
Lo siento lejano;
lo siento cercano
como si fuera ayer.
He vuelto a nacer.

Es mejor leerlo con la canción jueves, de La oreja de Van Gogh

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